Los fósiles están completamente desprotegidos en Honduras, debido a que la cascada es explotada turísticamente, entonces, las formaciones naturales son destruidas y los daños son irreversibles, parecidos a los que sufren los sitios fosilíferos.
En las impresiones encontradas en el salto de agua La Boquita se puede ver como se ha iniciado el proceso de fosilización. En la superficie de este arroyo, hay pedazos de arcilla solidificadas, donde se ven los calcos de la nervadura de las hojas, así como cavidades dejadas por los troncos o ramas de los árboles, luego que éstas se descomponen.
Por estos lados, también se encuentran decenas de pequeñas cascaras de caracoles que están cubiertas por sedimento.
La cascada de la cual hablamos, se encuentra en una zona montañosa del extremo sur de la Sierra de Maroncho. La espesa vegetación que se ve por la zona, capta toda la humedad que proviene del Mar Caribe, generando una permanente abundancia de agua.
Todas las fosilizaciones, deben tener una data ya que 100 años, y todo el proceso se produce a temperatura ambiente.
La arcilla reacciona en su composición química ante la humedad, entonces, cuando hay mucha humedad, se forma una costra y se adhiere a los objetos.
También se puede ver por la zona, muchos caracoles y pedazos de madera cubiertos completamente por sedimento.
Los trozos de madera envueltos por la arcilla, son llamados por los lugareños “sarro”, y a simple vista, parecen ser huesos gigantes.
La cascada de La Boquita es un lugar turístico en deterioro, por culpa del hombre y de la misma naturaleza. Hay una falla geológica que está a punto de derrumbar el paredón que da acceso a la catarata.
El único esfuerzo que se hace actualmente, es tratar de limpiar artesanalmente, con palas, picos y azadones, las acumulaciones de arena y sedimento que se acumulan por donde cae el agua.
Al removerse estos sedimentos, se pueden ver una gran diversidad de figuras que han ido quedando estampadas en los trozos de sarro. Todo lo que se recoge, se bota.