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Las típicamente delicadas y coloridas piezas de barro son exhibidas durante buena parte del año en las orillas de la carretera al sur, justo frente a la colonia Las Mandarinas. Los turistas se agolpan allí llegando directamente desde la carretera de Taulabé, donde dan crédito a sus ojos al ver estas hermosas esculturas elaboradas por las manos prodigiosas de los campesinos y pintadas cuidadosamente por los comerciantes.

Hay que destacar en este sentido que la mayoría de estas producciones vienen directamente de muchas de las aldeas que se encuentran rodeando este sitio, y para los que llegan al lugar de forma casual, resulta realmente imposible no detenerse a observar las bellezas que allí se contemplan, y que permiten a los visitantes darles un aire mucho más pueblerino a sus hogares.

Lo más interesante del caso para los vendedores, es que pueden vender sus productos a compradores llegados de cualquier parte del mundo, y normalmente, no hay persona que visite esta feria y que no se vaya cautivada con los hongos, las ranas y los jarrones, imitaciones perfectas de estos elementos que encontramos en la naturaleza.

Estas producciones, cuyos costos dependen de una serie de factores relacionados con su producción, pero que generalmente se encuentran por debajo del precio que podemos llegar a conseguir en una cadena de ventas masivas.

Vía: La Prensa
Imagen: La Prensa

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