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El Partido Liberal obtuvo un triunfo rotundo en las elecciones municipales de 1953.

La Convención del Partido Liberal de Honduras proclamó la candidatura de Ramón Villeda Morales para la Presidencia de la República. Villeda Morales obtuvo una nueva y resonante victoria en las elecciones presidenciales de octubre de 1954, pero la misma se hizo aparecer como relativa.

El Congreso Nacional, que debía conocer el resultado de las elecciones, por el fraude electoral, no se instala. Los diputados partidarios del ex dictador Tiburcio Carias Andino rompieron el quórum constitucional.

El vice presidente, Julio Lozano Díaz asumió el poder. Expulsó del país a Ramón Villeda Morales, Oscar A. Flores Midence y a los hermanos Francisco y Juan Milla Bermúdez, entre otros.

El dicatador Julio Lozano Díaz fue derrocado por por el ejército y se instaló una Junta Militar de Gobierno bajo la jefatura del coronel de aviación Héctor Caraccioli.

El panorama político cambió: los presos salieron de las cárceles, los desterrados regresaron a Honduras.

Villeda Morales acepta el cargo de Embajador ante el Gobierno de los Estados Unidos de América en Washington y ante el Consejo de la Organización de Estados Americanos. Allí permanece hasta el 26 de agosto de 1957, en virtud de la convocatoria a elecciones de la Junta Militar de Gobierno.

Nuevamente gana el Partido Liberal. La Asamblea Nacional Constituyente ratifica la victoria electoral de Villeda Morales en 1954 y lo elige Presidente de Honduras.

El gobierno liberal de Villeda Morales fue de integración y conciliación nacional. El poder Legislativo y el Poder Judicial fueron integrados en forma equitativa, de acuerdo con los resultados de unas elecciones libres y honestas.

A pesar del reclamo de los liberales de ejercer cargos públicos que habían sido detentados por la oposición durante los últimos 25 años, el Presidente Villeda Morales incluyó en el Poder Ejecutivo miembros honorables y capaces del partido de oposición. A esta forma de gobierno la llamaba «el imperativo de la integración democrática».

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