Mi viaje a Trujillo fue mucho más de lo que yo nunca esperaba. Todo empezó mal, de partida porque el conductor del autobús me mintió al decirme que se trataba de un autobús directo, y no lo era. Me pase 4 horas y media en el autobús soportando tener que hacer una conexión para llegar a mi destino, cuando el tiempo que realmente demora un autobús directo son 2 horas.

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Pero como ya no había más que hacer, trate de ver el lado bueno de las cosas y ya que yo era el único extranjero en el autobús, pude corroborar que fue una buena experiencia práctica de mi español… Toda la población local en el autobús era amigable, curiosa y muy agradable y útil. De todos modos haber llegado más temprano no hubiese servido de mucho, ya que por todos lados llovía.

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Me esperaba una ciudad mucho más grande de lo que realmente era, y encontré que era bastante tranquila en general por el día, son embargo por la noche, la historia era completamente diferente.

La primera noche la pasé en un restaurante casi abandonado en la playa y en mi camino de regreso, me encontré con el propietario del hotel quien me había advertido no salir solo por la noche, debido a los borrachos. Así que era un poco paranoico todo, ya que a la mañana siguiente yo tomaba mi desayuno en el balcón con un viajero austriaco de mediana edad, quien me dijo que el día anterior le robaron un par de jóvenes que iban por la playa con un machete. No había duda que lo que el propietario del hotel me dijo era cierto, y había que tomar un taxi siempre que se hiciera de noche y si quería ir a las zonas periféricas, pero aun así me dio miedo todo esto.

Aún así salí y lleve conmigo lo mínimo, apenas un sarong, un libro y algo de dinero para pagar el taxi de regreso…Cuando llegue a Bahía Bar, vi a muchas familias con niños, a pesar que en general se veía todo bastante vacio.

Fotos: flickr

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