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También se cuenta con una mezcla cultural singular, porque el mestizaje dejado en el país durante la colonia continúa hasta en días presentes con migrantes de otras latitudes, que como palestinos, árabes, chinos, alemanes y más recientemente japoneses, tienen cabida en esta Honduras para todos.

Podemos contar, además, con la presencia de ocho grupos étnicos de origen indígena, negro y blanco, que se localizan a lo largo y ancho del país, y que nos muestra una interesante herencia que se manifiesta a tráves de la artesanía, su folclor y sus maneras de relacionarse con la naturaleza.

Algunos como los garífunas y misquitos ocupan grandes áreas de la geografía nacional; otros como los tawahkas, pech y tolupanes, por el contrario, se han visto muy reducidos; lencas, isleños y chortíes, completan el panorama acrisolado de la población hondureña.

Asimismo, aquellos que gustan de la aventura y la naturaleza podrán disfrutar, de igual manera, de ciento siete áreas protegidas, lo que representa un 22% del territorio nacional, al cuidado de entes oficiales y organizaciones no gubernamentales, unas 30 de ellas tienen un rico potencial ecoturístico que se va desarrollando progresivamente, con la finalidad de no generar daño a los sistemas naturales y culturales que protegen.

Uno de los sitios preferidos para visitar durante la Semana Santa son las playas, ya que se cuenta con dos costas, una en el Atlántico (750 km) y otra en el Pacífico (165 km), bendecidas ambas por la creación, las cuales ofrecen innumerables playas de arenas que van del blanco inmaculado, producto de la actividad de los peces loros al triturar el coral de que se alimentan a través de millones de años, como es el caso de West End en Roatán, a las arenas oscuras de las playas del Golfo de Fonseca, producto de la erosión de las rocas volcánicas de la región.

Nuestro país tiene de todo y para todos… ¡No nos cansemos de descubrir cada una de sus bellezas!

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