Hace unos días atrás, se realizó una Asamblea Constituyente auto organizada por las mujeres indígenas y afro-hondureñas, que denunciaron violencia, represión y dominación por parte de las todos los que trabajan en una sociedad capitalista, patriarca y racista, incluyendo a las mujeres insertas en ese medio.
El objetivo de la asamblea, se vio respaldado por el golpe rítmico de los poderosos tambores y los antiguos cantos espirituales que hicieron eco en las ruinas sagradas de los mayas, en Copán, al oeste de honduras. En este evento, que duró 3 días, y donde participaron cientos de mujeres indígenas y afro-hondureñas, se reclamo autonomía y el fin de la colonización de sus tierras, sus cuerpos, sus vidas y el modo de hacer política sobre ellas.
Durante la asamblea, se habló sobre las duras realidades de vida de las 300 mujeres que participaron, cuyas culturas, tierras, recursos naturales y país han estado bajo el asedio constante desde el golpe militar de junio del 2009.Desde ese entonces, el gobierno, las elites poderosas y las empresas transnacionales han estado usando una doctrina de shock, para cambiar el modo de hacer negocios, las políticas económicas y humanas, no dejándole tiempo a la gente para reaccionar.
Todos estos cambios políticos, han significado la introducción violenta de proyectos de turismo masivo, mega proyectos de hidroeléctricas y la expansión de la minería, agroindustria y proyectos forestales, lo que ha implicado confiscar las tierras indígenas y afro.
Todo este despojo de tierras ha significado un empobrecimiento para estas mujeres, alegando que además se ha privatizado el agua, los bosques y las tierras de un modo duro y violento, utilizándose mecanismos como la banca internacional y el libre comercio.
También hay militarización y represión, junto a la ocupación de tropas gringas. La presencia de fuerzas militares gringas está creciendo y ahora se ven dos nuevas bases, una en Islas de la Bahía y otra en el Departamento de Gracias a Dios, sin contar con que esta la Base Aérea Soto Cano.
En resumidas cuentas, las mujeres desean un mayor empoderamiento, tener autonomía sobre sus vidas y eliminar la familia patriarcal y la organización de la sociedad en base a valores de mercado. Ellas quieren un país donde nadie de afuera venga a delinear las leyes y autoridades.
En un futuro próximo, se hará una nueva Asamblea Constituyente en la región de la Mosquitia, al oriente de Honduras.
Lo que no sabemos con certeza, es si acaso el gobierno les ha pagado con algo a cambio a estas personas a las que se les ha confiscado sus tierras. Si se les ha propuesto iniciar alguna actividad relacionada con sus habilidades y cultura, quizás en otro lugar, pero que les permita mantener a sus familias. Pero como no es la economía lo que mueve el corazón de las mujeres indígenas, lo más probable es que no les importe si van a producir más o menos en otro lugar. Lo que quieren en subsistir dentro de sus tierras. Me pregunto si todos los hijos de ellas piensan igual.
Vía/ Upsidedownworld
, Fotos/ (Fernando R.) flickr