En las Ruinas de Copán, las cosas no han cambiado mucho desde hace tiempo. Vale la pena ir a explorar las ruinas principales y subir a los templos. Se darán cuenta que el parque, mantiene siempre su césped cortado y bien mantenido, al igual que los senderos.
Uno de los hoteles que han ido ganando fama es el Hotel Marina Copán, por su ambiente colonial español, su decoración con muebles atractivos, buenas camas, teléfono, baño privado y un excelente restaurante.
También es famoso el refugio hotel llamado Hotel Don Udo´s, de propiedad de una familia holandesa, con tan solo 7 habitaciones con baño privado y un restaurante.
Los viejos todavía se juntan en la plaza mientras los niños juegan descalzos pateando sus pelotas de futbol. El pueblo es la puerta de entrada a la restaurada ciudad de Copán.
Cada año, llegan unos 80.000 turistas a visitar las Ruinas de Copán, recorriendo además las tiendas de artesanía y los sitios donde viven los guacamayos, que no son otra cosa más que enormes aves de plumas brillantes en colores azul, verde y rojo.
Los loros o guacamayos, eran aves sagradas para los mayas, y eso se puede ver en la iconografía que en más de algún lugar esta extinta civilización dejo plasmada. Algo que me parece increíble de Copán, es que no es precisamente la más grande de las ciudades maya, pero si es una de las más conocidas. Y aunque parezca increíble, los arqueólogos de Estados Unidos y Honduras, descubren nuevas ciudades mayas casi todos los meses…
En el año 800 DC, Copán fue el centro de un imperio, con templos que eran los rascacielos de la época, plazas amplias y elaboradas esculturas diseñadas para exaltar a los gobernantes e impresionar a los humildes.
En el pasado, los ritos y los sacrificios humanos, eran una práctica común. Sin embargo, los templos son una maravilla hecha casi con una perfección ingenieril. Cada una de esas decenas de miles de bloques de piedra son de una forma perfecta que encajan entre sí.
Vía/ Mimiherald, Fotos/ (Pena2) flickr