La Esperanza se formó a partir de dos pueblos diferentes, uno era Intibucá, el más antiguo, el cual fue originalmente una comunidad indígena Lenca. La Esperanza se convirtió en una comunidad ladina con el paso del tiempo.
Esta ciudad, a diferencia de muchas otras ciudades hermanas, que están separadas por un río o arroyo, es que no tiene delimitado sus límites entre Intibucá y Esperanza, entonces, es muy fácil confundirse y pasar de un lado a otro sin saber si se está en uno u otro pueblo. Incluso la misma población local no distingue muy bien cual parte es Intibucá o Esperanza. El parque central es como de ambos poblados, cada uno se siente dueño de él. Hay dos interesantes iglesias coloniales, una en cada una de las ciudades, también hay una pequeña ermita ubicada en una pequeña cueva justo encima de las ciudades.
El parque central es un punto de encuentro para las mujeres de Lenca, que se las puede ver con sus tradicionales pañuelos de color adornando sus cabezas. En la zona se han abierto varios hoteles y alojamientos, destacando las Cabañas Los Pinos, ubicadas a tan solo 3 kilómetros de la ciudad, sobre la carretera de Siguatepeque. Este hotel se encuentra rodeado de pinos y sus habitaciones están decoradas con un toque artístico que queda muy a tono con el paisaje rural. Su propietario es un expatriado iraní que llego al país y con el tiempo se casó aquí.
En las Cabañas Los Pinos todos los rincones tienen algo excepcional, una decoración única y amigable, de tipo artesanal, lo que garantiza su condición de piezas originales. El servicio del lugar es amable y se tiene en marcha la construcción de unos extravagantes juegos para niños, que seguro serán los más originales de todo Centroamérica.
Otros hoteles buenos son el Hotel La Esperanza y el Hotel Minas. Hay buenos restaurantes en la ciudad, aunque la vida nocturna es bastante limitada, ya que no hay bares ni discos. Para informarse acerca de los lugares donde conviene ir, esta la Casa de la Cultura.
Entre las características que tienen las mujeres lencas, es que aman trabajar en la tierra, son como las mujeres de campo, trabajadoras y de familia, dedicadas a su casa y a su trabajo. El departamento de Intibucá es el más importante en cuanto al cultivo de hortalizas y papas en el país, de hecho, la mayoría de las verduras que se encuentran en los supermercados de Honduras, provienen de aquí, de los campos trabajados por mujeres lencas.
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