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Aunque esta etnia de origen africano se encuentra dispersa en varias regiones de Centroamérica, Caribe y Estados Unidos, es en Honduras donde más arraigadas están sus tradiciones. Conocida su colectividad de forma local como “garinagu”, para algunos garífuna funciona mejor al designar a sólo uno de los individuos, o incluso la lengua que practican entre ellos.

La historia cuenta acerca de estas personas que el origen de su tribu se pudo haber producido en el año 1635, cuando dos barcos que estaban encargados de llevar esclavos africanos hacia las Indias Occidentales, terminaron naufragando en la actual zona de San Vicente, motivo por el que los esclavos, al divisar playas, saltaron de la embarcación, alcanzando la isla y formando este pueblo.

Gracias a la protección de sus semejantes que habitaban el Caribe, se produjo una intensa mezcla entre ambas culturas, lo que terminó generando esta nueva tribu, denominada así en relación a la palabra “Kalipuna”, ya que los residentes locales los llaman así cuando recién se encontraros con ellas.

La llegada de los “garinagu” a Honduras se produjo durante las invasiones británicas a San Vicente, cuando fueron deportados muchos de ellos especialmente a la isla de Roatán, aunque a quienes tenían aspecto de caribes se les permitió permanecer en sus tierras. Hoy la mayoría de los garífunas se han asentado en el golfo de Honduras, hablando tanto su propio idioma, como inglés y español. Sus danzas y música son altamente apreciadas por los habitantes de la región, aunque en raras ocasiones un turistas puede tener contacto directo con ellos.

Vía: Garifuna
Imagen: Revista EA

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